El Parlamento Europeo contradice a si mismo con la aprobación de un regulación lingüística discriminatoria para la patente única.
El Parlamento Europeo ha aprobado hoy con tres votos distintos del «paquete de patente unitaria» (patente unitaria, régimen lingüístico y jurisdicción unificada de la patente). La reglamentación lingüística, preparada y promovida por el eurodiputado italiano Raffaele Baldassarre (Pueblo de la Libertad-PPE), se basa en una discriminación sistemática lingüística en detrimento de las empresas no anglófonas, francófonas y germanófonas.
Los gastos de traducción para presentar una solicitud de patente será devuelto sólo a las pequeñas y medianas empresas, pero no a las grandes. Además, los reembolsos se harán a expensas del presupuesto del sistema (o sea de todos), y no, como debería ser, a expensas de las empresas en los países aventajados. Los gastos de la traducción y la interpretación
incurridos por las empresas durante el proceso de examen y de entrega, aunque no será reembolsado.
El Parlamento Europeo, por tanto niega a sí mismo y el principio del multilingüismo, apoyando un régimen lingüístico discriminatorio que, paradójicamente, se traducirá en poner la patente europea unificada más barata para una empresa canadiense que para una rumana.
Sólo nos queda esperar que el Tribunal de Justicia acepte el recurso de España y de Italia contra el uso de la cooperación reenforzada por parte de los otros 25 países de la UE, y que el proyecto de patente unificada será reconstruida sobre una base sólida de justicia y democracia lingüística.